Publicado diario EXPANSION 17/02/2015
Carnaval, Navidad y Semana Santa son buenos tiempos para los negocios. Cuaresma parece que es mal negocio.
Navidad es la época punta de ventas para la mayoría se los sectores comerciales. Es la época del mayor volumen, el principal motor económico: la demanda privada interna. Semana santa agrupa varios días de descanso antes del verano, por lo cual es uno de los momentos altos para el turismo y la hostelería
Carnaval, como antesala de la Cuaresma, se ha convertido en locura en las escuelas y en los pueblos. Los ingresos que supone en algunos negocios es bastante importante, si bien en perjuicio de otros, ya que los consumidores no tienen el don de la ubicuidad. En la mayoría de nuestros pueblos, las rúas han sustituido a las procesiones de Semana Santa.
Pero la Cuaresma parece que ha desaparecido del espacio público en nuestra sociedad. Ello es debido a que es todo lo contrario a los valores consumistas, y no admite la desacralización a la que están sometidos la Navidad y la Semana Santa. En Navidad los “galets” han llegado a sustituir a las estrellas, utilizadas -dicho sea de paso- como símbolo político en muchos casos.
La Cuaresma es un mal negocio porque significa renuncia, contención y austeridad, valores que no son bien vistos en nuestra actual sociedad occidental. Pero también es reflexión, pensar que camino llevamos sí lo estamos siguiendo o sí nos desviamos y sí hay que rectificar. Pensar es bueno tanto para las personas como para las empresas. Así como es bueno para la productividad de la tierra dejarla descansar, las empresas y las personas necesitan desconectar para tener perspectiva de nuestro porqué.
A los siete años de vacas “flacas” que hemos sufrido nos han obligado a muchas personas y empresas a prescindir de muchas cosas realmente innecesarias, ha sido una Cuaresma forzosa que nos ha hecho reencontrarnos con la austeridad. Hemos de hacer que los años de vacas gordas, que ahora se inician no nos hagan perder las virtudes encontradas. Que las practiquemos no impuestas por las circunstancias, sino como decisiones libres para hacer más eficaz nuestros recursos, es decir, para una mayor productividad.
El objetivo de los negocios es obtener beneficios, ahora bien, como indicación de su trayectoria , no como última finalidad. Por otro lado, las empresas, igual que las personas, han de reaccionar ante las injusticias. Es necesario reflexionar sí lo hacemos o miramos hacia otro lado.
Hagamos una reflexión en este inicio de Cuaresma para que sea buena para nosotros y para nuestras empresas.