En la empresa familiar hay una serie de cinco puntales para garantizar al máximo su continuidad. Son: Paciencia, Parlar, Profesionalizar, Puerto de destino y Planificar.
Paciencia es lo primero que hace falta para gestionar una familia empresaria, porque el ordeno y mando hoy a perdido mucha fuerza, en la empresa y en la familia. Se ha de convencer, cuando no enamorar, para conseguir la implicación. Las escalas de prioridades nuestras y de los demás pueden diferir. ¡Hay uno que dijo “¡Dios mío, dame paciencia, pero dámela ya!!”
Parlando se entiende la gente. Y en el parlar no cuenta lo que dices, sino lo que el otro entiende. Y puede ser más importante e como se dije que lo que se dice. Tenemos dos orejas y sólo una boca, para escuchar el doble de lo hablamos. Y hemos de escuchar de forma empática, es decir comprendiendo al otro. Y también hemos de escuchar con los ojos, porque la comunicación no verbal puede decir muchas cosas. Los silencios también hablan.
Profesionalizar la empresa familiar no quiere decir que la familia no pueda trabajar, dirigirla o gobernarla. Ser familiar y profesional no están necesariamente reñidos, aunque tampoco garantizados. Profesionalizar la empresa familiar quiere decir que los criterios de acceso, la retribución y promoción sean profesionales. Que los sistemas de información, control y decisión sean como si la empresa no fuese familiar. Y que los órganos empresariales (comité de dirección), mercantiles (junta y consejo) y familiares (asamblea y consejo) sean adecuados a sus dimensiones respectivas (no es lo mismo una empresa de uno que cien millones, ni una familia de cinco o cincuenta y cinco) y tengan un funcionamiento profesional.
Puerto de destino claro y compartido es otro de los pilares para el éxito de la empresa familiar. ¿Dónde estamos? ¿Dónde queremos ir? Como dijo el gato a Alicia “si no sabes dónde quieres ir no importa que camino cojas”, o como dijo Séneca “no hy viento favorable para quien no sabe cuál es su puerto de destino”,
Planificar como haremos el camino, sabiendo que habrá imprevistos. Teniendo en cuenta a todos los interesados. Nadie se plantea subir al Everest sin planificación, y además se suele hacer el ascenso con la ayuda de un sherpa que sabe dónde se pisa. En la planificación se establecen hitos con calendario, y se analizan los medios necesarios para alcanzar el éxito. Planificar sin ejecutar es papel mojado. Y entre las cosas que hay que planificar está el relevo y la continuidad o discontinuidad.
Estos cinco puntales que son la paciencia, el parlar, la profesionalización, el puerto de destino y la planificación permiten construir un puente que llevará a la perduración del proyecto de la familia empresaria.