En el 2020 muchas empresas han tenido que luchar centrándose en el corto plazo para sobrevivir, y han tenido que posponer los temas a largo, Seguramente que para el 2021 se ha planificado que hacer con el aspecto de empresa; es decir, como llevar a término la estrategia escogida entre las tres opciones “R” (Resistir, Reinventarse, Retirarse). Resistir tiene sentido si el modelo de negocio tiene futuro, pero se ha de decidir con racionalidad para evitar poner dinero bueno sobre dinero malo. Reinventarse es más fácil de decir que de hacer, a agua pasada todos sabemos que Kodak se equivocó. Continuar es una opción, pero no una obligación; por lo que Retirarse es una alternativa. Alternativa que no quiere decir necesariamente dejar de ser familia empresaria, tal vez lo que toca es demonstrar la capacidad emprendedora iniciando un nuevo proyecto. En todo caso, en el 2021 ha de llevarse a término la estrategia escogida con eficacia, es decir, obteniendo resultados a un coste asumible. Porque el sustantivo es empresa, familiar el adjetivo.
La comprensible prioridad por los sustantivos temas de empresa no han de hacer olvidar los de familia empresaria. Todos los accionistas, actuales y futuros, han de ser conscientes de los retos a los que se ha de hacer frente; y como está previsto actuar delante de ellos. Para esto hace falta comunicación y profesionalización. Profesionalización de los accionistas como propietarios responsables, conscientes de que pueden esperar de la empresa y de que han de aportar a ella.
Al igual que las empresas han de prever cuales son los retos de negocio a los que deberán hacer frente, y establecer o revisar los planes para superarlos, las familias han de hacerlo en relación a los retos de propiedad. El proceso de elaboración o revisión de la constitución familiar, más conocida como protocolo, es una buena herramienta para hacerlo. Y es así porque se basa en establecer una comunicación empática entre todos los integrantes de la familia, en la que se hable de temas como la profesionalización de la empresa, los órganos de gobierno, el reparto de beneficios, la liquidez de participaciones y el relevo.
Es muy fácil que la importancia y urgencia de los temas de negocio en unos momentos disruptivos como los causados por la Covid hagan aplazar los temas de familia empresaria. La necesidad de gestionar la tesorería, de revisar el modelo de negocio, de apoyar a las personas y de aprovechar oportunidades son muy importantes para hacer el negocio atractivo y viable. Esto es condición necesaria para la continuidad de la empresa familiar; pero no suficiente. Además, es necesario que la siguiente generación tenga interés por la empresa, voluntad de continuar y capacidad para hacerlo.
Establecer y revisar el modelo de relaciones bidireccionales entre la empresa y la familia, y las normas que las han de regular son un gran ejercicio para implicar a la siguiente generación en el conocimiento y el amor por la empresa, trabajen en ella o no. También es oportuno hacerla participar en la decisión de cuál es la estrategia de negocio más adecuada en nuestro caso concreto. Porque pueden tener una visión más cercana y clara de cuál es el futuro más adecuado.
En todo este proceso, tanto empresarial como familiar, los profesionales externos pueden aportar conocimientos, metodología o ideas; pero es la familia la que ha de tomar las decisiones. En la junta de accionistas por lo que respecta al negocio y en la asamblea familiar en lo referente a las relaciones entre la familia y la empresa. En la primera los derechos de voto son proporcionales a la participación de capital, en la segunda todas las personas valen lo mismo para llegar a consenso.
Las crisis (cambios profundos y de consecuencias importantes en un proceso o situación) pueden generar de forma inicial una fuerte piña en la familia empresaria, pero esta unidad sólo se mantendrá si hay una comunión de motivo para continuar juntos, una visión de futuro y unos valores compartidos. Y es precisamente en momentos como los que nos ha tocado vivir en el 2020 y viviremos en el 2021 cuando sale a la luz cuales son realmente, y cuando mejor se transmiten a la siguiente generación.
En el año 2021 las empresas familiares han de hacer frente a la estrategia de empresa y de familia propietaria. Esta última al ser a largo plazo, siguiente generación, es muy fácil de posponer; olvidando que las cuestiones como la formación e implicación de los continuadores es una tarea que requiere plantar la simiente con antelación, y dedicarle tiempo de calidad.
En el año 2021 las empresas familiares construyen su futuro como empresa y como familia. Se ha de hacer con optimismo realista.
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