Dicen que un consejero es una persona que te coge el reloj para decirte que hora es; que cuando cuenta un rebaño de ovejas cuenta al perro como una más. Bien, bromas aparte, un consejero de familias empresarias puede aportar ideas, experiencia, información, metodología; pero las decisiones corresponden a la familia propietaria. Porque el consultor está de paso, y la familia propietaria continua. No hemos de confundir a un consejero para analizar alternativas y tomar decisiones, con un técnico especialista para implementar una decisión ya tomada.
En las empresas familiares la función del consejero puede ser en ocasiones de catalizador, ayudando a que la familia empresaria tome conciencia o reaccione. En otras ocasiones puede ser el lubricante de las relaciones, haciendo de “mediador” o canal de comunicación. También puede hacer de escusa para justificar decisiones de las cuales se le quiere “cargar el muerto”. Lo más importante es saber que papel está jugando. También es importante tener claro para quien está trabajando. No es lo mismo trabajar como consejero de un grupo de accionistas que de la familia. El consejero se puede encontrar con conflictos de intereses entre familiares; ha de mantener la centralidad en defensa de aquellos para quienes trabaja, y ha de tener una elevada ética; teniendo en cuenta el dicho de “entre padres y hermanos no metas las manos”.
Los temas empresariales y los familiares pueden estar mezclados, como la grasa, la carne y el pimentón en la sobrasada. La separación puede ser más fácil en la teoría que en la práctica. En todo caso, si hay problemas en las dos áreas es difícil solucionar el empresarial si primero no se ha puesto “hilo en la aguja” del familiar. Los temas familiares suelen ser más emocionales que racionales, y la principal herramienta para superarlos es la comunicación sincera; la que es más fácil de predicar que de ejercer.
Una misma persona puede tener al mismo tiempo diferentes “personalidades”; asi por ejemplo, el fundador puede pensar como padre: “mi obligación como padre es asegurar el futuro económico de la familia”; como administrador: “las decisiones las han de tomar los que trabajan en el negocio”; como propietario: “el día que me jubile mi futuro económico dependerá de las acciones”. El consejero ha de saber con quien esta hablando en cada momento.
Las propuestas del consejero de la familia empresaria puede sr adecuadas, pero en ocasiones el primer reto es superar el de la aceptación. “Cuando el paciente no quiere tomarse el medicamento, la sabiduría del médico no sirve de nada”. Los consejeros son buenos en función de los que aporten y del uso que se haga. Puede ser que no se le haga caso porque no gsuta su propuesta. Nunca hemos de dar por supuesto que la familia empresaria esta realmente abierta a nuevas propuestas; a veces lo que busca es consuelo o reafirmación. La racionalidad esta muy bien en teoría, pero en la práctica muchas veces lo que mando es el corazón.
Los consejeros somos como la comadrona en el parto; es muy importante, pero no es quien sufre los dolores del parto. Dicen que un consejero dijo “por favor, no digáis a mi madre que soy consejero, se piensa que soy pianista en un burdel”.