COMO CONSTRUIR LA EMPRESA FAMILIAR (L’Informatiu de la construcció nº115)

Una de las características definitorias de una empresa familiar es la vocación de continuidad. Para que la empresa familiar continúe debe construirse sobre dos pilares: la empresa y la familia.
La inmensa mayoría de las empresas familiares, en todos los sectores y países, son pymes; pero también las hay grandes como Roca o Cementos Molins. Grande o pequeña, toda empresa familiar empieza por el espíritu emprendedor de una persona, y éste debe mantenerse para afrontar con éxito los cambios; porque lo importante para la continuidad no es el tamaño sino la capacidad de adaptación o reinvención. Cuando la empresa empieza muy posiblemente todo el proyecto está en la cabeza del fundador, que talvez hace de hombre-orquesta. A medida que la empresa crece hay que explicitar la estrategia; y profesionalizar la empresa estableciendo sistemas y construyendo estructuras de gobierno y dirección adecuadas para que el negocio sea viable y atractivo. La gestión del día a día concentra con facilidad toda la atención; y es lógico, ya que “si se acaba la música, se acabó el baile”.
El pilar de la familia es fundamental para la continuidad. La siguiente generación ha de estar interesada y capacitada, lo que son frutos que se recogen mucho tiempo después de haber sido sembrados. La familia debe planificar con antelación cuestiones como la incorporación de familiares al trabajo; el reparto de beneficios; la liquidez de participaciones, y sobre todo el relevo en la dirección, el gobierno y la propiedad. Para ello la familia puede tener ayuda de profesionales externos que aporten ideas, información o metodología; pero las decisiones las debe de tomar ella. Y debe hacerlo mediante un diálogo sincero, que permita la máxima implicación posible de la siguiente generación. Todo esto requiere invertir tiempo de calidad.
Al construir la “empresa familiar” debe hacerse frente a un oxímoron ya que ambos términos son contradictorios: la empresa busca la creación de riqueza y se rige por la meritocracia; la familia busca la felicidad y se rige por el amor. La forma de superar la contradicción es teniendo en cuenta que “lo peor es tratar a la familia como empresa y a la empresa como familia” y que “lo que es bueno para la empresa a la larga es lo mejor para la familia”.
Es responsabilidad de todos los propietarios, actuales y futuros, y de las personas que están en el gobierno y en la dirección de la empresa construir unos sólidos pilares que garanticen al máximo la continuidad de la empresa familiar. La planificación no garantiza la felicidad, pero aumenta su probabilidad.

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