Pocos días antes de Navidad tuve el placer de compartir mesa con una treintena de mujeres de la Associació d’Empresàries i Directives de l’Empordà. La asociación tiene casi setenta socias, fue iniciativa de Eulalia Puig, y la junta actual está liderada por Noëlle Xantal. He de reconocer que al principio me encontraba un poco como pez fuera del agua, pero rápidamente fui muy bien acogido. Se trataba de una comida coloquio, a la que me invitaron, bajo el título «Business&Galets: cuando familia y negocio comparten mesa”. Las inquietudes de las mujeres empresarias respecto a la empresa familiar parece que no tienen distinción de género: el relevo, la continuidad, el trabajo de familiares, la fiscalidad, cuando empezar a planificar y la gestión de los imprevistos personales.
Está bien claro que el papel de la mujer en la empresa hoy no es el de hace unos años. Cuando Concepción Amat enviudo en 1052, con veinticinco años, y decidió continuar con el negocio de su marido (fincas Amat) necesito autorización paterna para operar con el banco. Hoy las mujeres emprenden y dirigen empresas. Y es muy bueno que se asocien para compartir inquietudes, opiniones y intereses; es lo que se conoce como “compartir para competir”.
Las mujeres empresarias lo tienen más difícil que los hombres en el sentido de que, en general, aún tienen más necesidades de conciliación, ya que muchas veces asumen más tareas familiares que sus parejas. Pero tienen ventaja en la doble faceta de CEO de la empresa y de la familia; son chief executive officer’s en la empresa al mismo nivel y suelen ser mejores chief emotional officer’s en la familia; en la empresa familiar (el 88% de las catalanas) hay que gestionar las dos patas: empresa y familia.
Tanto el sustantivo: empresa, como el adjetivo: familiar, son de género femenino. Por lo tanto el encaje de las mujeres en al empresa familiar tiene el viento a favor. Es importante que ellas, al igual que los hombres, estén abiertas a compartir experiencias y a aprender de las experiencias de otros (lo más barato), por eso iniciativas como la Associació d’Empresàries i Directives de l’Empordà han de encontrar apoyo y ser copiadas.