Decidir bien es un tema crucial. Talvez las principales decisiones personales de la vida son con quien formamos pareja y a qué escuela llevamos a los hijos. Pero aparte de las decisiones personales puede haber otras muy importantes. Las empresariales lo son en el sentido de que pueden influir en la vida de muchas personas: trabajadores, proveedores, clientes y sociedad en general. Por lo tanto, decidir bien es muy importante. Aquí cerca, una de las personas que mejor habla de cómo tomar decisiones de forma correcta es Miguel Ángel Ariño, del IESE. Tomamos decisiones todos los días y de forma constante; muchas talvez e forma inconsciente de acuerdo con los prejuicios (juicios previos) que nos facilitan la vida, como por ejemplo parar en un semáforo en rojo. Pero, ¿analizamos como decidimos? ¿Cómo podemos mejorar nuestra toma de decisiones?
Entre los principales errores que cometemos en la toma de decisiones podemos destacar: olvidar que lo mejor es enemigo de bueno, que buscar una decisión perfecta puede significar tomarla demasiado tarde, puede llevar a no tomarla nunca. No tocar de pies al suelo, se ha de ver cuál es la decisión menos mala que podemos tomar teniendo en cuenta los beneficios y costes, a corto y largo plazo. No comprobar la información. Entrar en la parálisis por análisis. Olvidar que las cosas son según el color del cristal con que se miran. Hacer trampas en el solitario, presentar la realidad como queremos que sea. Hacer el lemnini; los lemminis son una especie de roedores que se suicidan de forma colectiva; hacen lo que los demás y se tiran por el precipicio detrás de los demás. Estirar más el brazo que la manga. Creerse el rey del mambo. Dejarse deslumbrar. Huir hacia delante. No mirar más allá, y finalmente, no ejecutar la decisión.
Algunas recomendaciones para decidir mejor son: tener objetivos claros, específicos y medibles. Hacer las preguntas adecuadas. Consultar las decisiones con la almohada. Analizar todas las alternativas sin prejuicios; ¿Qué es lo peor que puede pasar? Tener en cuenta toda la información, y todos los puntos de vista. Tener claros los criterios de decisión y su ponderación. Tener en cuenta a todas las personas imp0licadas. Consultar con un experto independiente. Hacer pruebas con gaseosa, es decir de costes asumibles. Dejar de cavar, esta es la primera recomendación para salir de un agujero. Tener en cuenta el largo plazo. Escuchar al abogado del diablo, a alguien que nos lleve la contraria. Rectificar si te has equivocado. Hay quien recomienda escuchar a la razón, y decidir con el corazón.
Injustamente, las decisiones son muchas veces juzgadas a agua pasada; decidir bien no quiere decir acertar, esto depende de los resultados, y estos pueden estar sujetos a circunstancias exógenas posteriores. Finalmente, es importante recordar que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y que el sentido común es el menos común de los sentidos.