En la vida todos tenemos, consciente o inconscientemente, a otras personas como referentes de actuación. Son especialmente útiles en momentos de dificultades. Algunos pueden ser modelos de cómo no actuar. Pueden ser más de uno, y entre ellos suelen estar nuestros progenitores y antecesores. Algunos incluyen a Mandela, Gandhi, Confucio, Mahoma o Buda; muchos en nuestro país a Jesucristo. Nuestros referentes pueden ser diferentes de los de nuestros padres y de los de nuestros hijos.
En el mundo de los negocios es conveniente conocer la historia de empresarios de éxito. Dejando aparte de que definimos como éxito, entre los más habituales pueden estar: Henry Ford de Ford, Jhon D Rockefeller de Standart Oil, Jack Welch de General Electric, Alfred Sloan de General Motors, Andrew Carnegie de US Steal (no confundir con Dale Carnegie autor de los conocidos cursos), Thomas J Watson de IBM (padre e hijo), Walt Disney de Disney, Sam Walton de Wallmart, Ramón Areces de El Corte Ingles, Steve Jobs de Appel, Amancio Ortega de Inditex, Cristóbal Colon de La Faixeda, Richard Branson de Virgin, Roy Kroc de Mc Donals, Jeff Bezos de Amazon, Katharine Graham de The Washington Post, Warren Buffett de Berkshire Hateway, Bill Gates de Microsoft o Anita Roddick de Body Shop.
Aunque no son empresarios se suele recomendar a estos que conozcan a Napoleón Bonaparte, Sun Tzu y Carl Von Clausewitz como referentes de estrategia. Aunque tenga mala fama, no podemos olvidar a Nicolás Maquiavelo. Podemos incluir a algunos políticos como Winston Churchill o Abraham Lincoln; o personajes históricos como Alejando Magno o Julio Cesar. También hay que tiene entre sus referentes a personajes de ficción como Don Vito Corleone, o el Principito.
Los referentes no nos dicen lo que tenemos que hacer, pero nos dan un punto de vista y una visión; nos sirven un poco como una guía. Nos permiten preguntarnos “¿Qué harían en estas circunstancias?” Lo que es especialmente importante en momentos de crisis o ante decisiones cruciales. Aunque él éxito muchas veces depende del día a día, ya que “grano a grano se llena el granero”.
Una pregunta clásica de los procesos de selección es preguntar cuáles son, en qué y por qué. ¿Cuál es nuestra respuesta?
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