En 2022 hace treinta del año olímpico de Barcelona y de la Expo de Sevilla. El año pintaba que los perros se ataban con longanizas. El país de repente era rico y moderno, y nos hipnotizamos pensando que era para siempre. Éste pinta más de baile de bastones; a una Covid que parece que vuelve se suman problemas de suministro y una inflación que dicen que es transitoria, pero también lo era el impuesto de Patrimonio que se estableció en 1977. La verdad es que la cosas ni son tan buenas como parecen, ni tan malas como aparentan.
Sea como sea el año hemos de planificar como alcanzaremos los objetivos de nuestra empresa. Delante de alta incertidumbre lo recomendable es prever diferentes escenarios, esperando el mejor y preparándose para el peor. Se3guramente tenemos poca capacidad de influir sobre los factores exógenos del 2022, pero podemos decidir que reacción tomaremos al r3especto.
Tenemos tres grandes estrategias genéricas posibles: Resistir, Retirarnos o Reinventarnos. Para decidir la más adecuada a nuestro caso concreto hay que tomar Distancia, para evitar que los arboles impidan ver el bosque, tener Desarraigo, para ser capaces de dejar atrás lo que sea necesario, y Determinación para hacer lo que hay que hacer. En cualquiera de ellas conviene Apoyar a las personas, Apuntalar la caja y el margen, Alejarse de los catastrofistas, Aprovechar las oportunidades y Aprender. En caso de que les estrategia decidida sea la retirada habrá que decidir di vendiendo o cerrando. La moratoria de los créditos ICO-Covid y de la obligación de presentar concurso de acreedores puede estar creando más de una empresa zombi.
Si continuamos, resistiendo o reinventando, hemos de hacer frente a muchos retos para los que deberemos establecer los correspondientes objetivos y planes de acción. Entre estos retos podemos tener la digitalización (todo negocio tiene una bala digital con su nombre), la internacionalización, la innovación o la economía circular, entre otros. Teniendo en cuenta que casi el 90% de las empresas son familiares no podemos olvidar la necesidad de planificar las relaciones bidireccionales entre la empresa y la familia.
Entre los aspectos que conviene planificar en las empresas familiares para el 2022 están el soporte al emprendimiento, el relevo en la dirección, gobierno y propiedad (la fiscalidad pinta a peor); y la afección. Ésta no por ser la última es menos importante. Uno de los retos de las empresas familiares es conseguir que los continuadores capacitados cojan el testigo.
La planificación del 2022 se ha de encuadrar dentro de una estrategia a largo plazo, que en la empresa puede ser a tres años; pero en la de la familia ha de ser a escala generacional, es decir a veinticinco. Pensemos en que una cuestión tan “tonta” como decidir el colegio de los hijos da resultados al cabo de muchos años.
Hemos de planificar como hacemos una empresa fuerte y una familia unida; recordando que a la larga lo que es bueno para la empresa es lo mejor para la familia.