La mayoría de las empresas son familiares en todo el mundo. Las hay pequeñas y grandes. Como dijo Charles Darwin no son las especies más grandes ni las más inteligentes las que sobreviven, sino las más rápidas en adaptarse a los cambios del entorno.
La vida es cambio constante; si no hubiese cambio no habría progreso. Pero de tanto en cuanto los cambios son más bien disrupciones. Covid-19 es lo que se denomina in cisne negro: un acontecimiento imprevisto y de grandes consecuencias. Si ya teníamos cambios con la omnicanalidad, la economía circular y demás, pues “toma, dos tazas”. Se ha generado en muchas familias empresarias una incertidumbre que puede poner sobre la mesa si lo mejor es ¿continuar, vender o cerrar?
Para responder a esta cuestión se ha de hacer un análisis de la viabilidad a futuro del negocio en concreto. No hay dos iguales; algunas en estos momentos han aumentado ventas, como los fabricantes de lejía, otras las han bajado, como la hostelería. Unas pueden tener tesorería y otras deuda. Conviene revisar el plan estratégico, los objetivos y planes de acción; es decir: ¿Dónde estamos? ¿Dónde queremos ir? ¿Cómo hacemos el camino?
Y se ha de analizar también ña familia, su unidad. Se han de unificar visiones, ya que los que no trabajan lo pueden ver de forma diferente a los que están en el día a día, por ejemplo. ¿Cómo se toman las decisiones? Porque la familia es amor, pero si no se toman las decisiones teniendo en cuenta todos los criterios, las alternativas, puntos de vista, pros y contras talvez no se está tomando la mejor decisión. Hay que recordar que “lo que es bueno para la empresa, a la larga es bueno para la familia”.
Se ha de ser optimista y esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor. Un externo independiente a la empresa y a la familia puede aportar objetividad, metodología o al menos otro punto de vista. Puede ser un buen momento para reinventarse, para aprovechar oportunidades, para incorporar los conocimientos y habilidades de las nuevas generaciones. Tenemos ejemplos próximos como Carns Subirats. Es un buen momento para transmitir valores a la siguiente generación, y para crear reputación ante los colaboradores, clientes y proveedores.
Hay una serie de herramientas que so requisito de no fracaso: la localización de las mejores prácticas, la creatividad, la planificación a corto, medio y largo plazo. Disponer una estructura profesional para la toma de decisiones en la empresa y la familia. Y, sobre todo, la comunicación empática y sincera, y tener un motivo para que la familia empresaria continúe junta.
Lamentablemente, no hay recetas mágicas, cada familia empresaria ha de encontrar la solución a la medida para su caso concreto. La recomendación universal es ponerlo todo por escrito, porque de esta forma se facilita revisar, completar y hacer seguimiento.