El conocimiento de las posibles debilidades de la pequeñas y medianas empresas familiares ayuda a aumentar sus posibilidades de supervivencia. Tan importante para todos, ya que son la base del tejido empresarial y, por lo tanto, del sostenimiento del estado de bienestar.
Muchas de ellas tienen que ver con el proceso de relevo. En primer lugar, podemos encontrarnos con un antecesor que no tiene la generosidad y valentía de dejar la posición, bien sea porque su carácter es de monarca que morirá con las botas puestas, o de general que vuelve como salvador cunado hay dificultades. En ocasiones el freno se debe a que no tiene respuesta a dos cuestiones clave para dar un paso al lado: ¿de que viviré? y ¿qué haré?. También nos podemos encontrar en el proceso de relevo con que no se sabe a quién pasar el testigo, o que a quien se hace no tiene la capacidad o voluntad adecuadas o que le falta aceptación por los demás de la empresa, propiedad o familia (se puede pasar más fácilmente el poder que la autoridad). En más de una ocasión lo que falta es explicitación, planificación con hitos y calendario del proceso de relevo.
La confusión del sombrero de empresa y de familia es otra debilidad. Puede llevar lo que se conoce como “nepotismo”: favorecer a familiares en la selección, al margen de los méritos y capacidad. Relacionado con el organigrama puede haber techos de cristal: posiciones que se reservan a miembros de la familia; la decisión puede estar justificada, pero conviene que sea explicita y que los criterios de promoción sean profesionales.
Pretender que empresa y familia son dos realidades desconectadas es una falacia; hay vasos comunicantes entre ellas. En la empresa familiar los sentimientos están más presentes –para bien y para mal-. También hay que tener en cuenta que las parejas a lo mejor no pueden ser accionistas ni trabajar en la empresa, pero que seguro quepueden echar leña o agua al fuego.
Una vez superada la etapa emprendedora inicial las empresas familiares se suelen volver conservadoras, esto puede tener consecuencias en la financiación. El infraendeudamiento puede ser una fortaleza en épocas de crisis, pero una debilidad para el crecimiento.
El inmovilismo, el cierre a la innovación; olvidar que la empresa empezó por el emprendimiento de alguien; si se pierde este espíritu es difícil que la empresa se adapte a los cambios estructurales del entorno. Los reinos de taifas, en los que para evitar conflictos cada familiar tiene su área de responsabilidad en que los demás no entran; que puede hacer perder visión estratégica. El aplazamiento en la tomas de decisiones es más fácil en las empresas familiares que en las no familiares; en ocasiones para evitar conflictos familiares no se hace frente a las diferencias de visión del futuro de la empresa.
La confusión de propiedad y capacidad, creyendo que por el hecho de ser propietario automáticamente se es empresario. La confusión de propiedad, gobierno y dirección; no es lo mismo ser accionista de una compañía aérea que pilotar un avión o dirigir el tráfico aéreo. La confusión de cajas, creer que la empresa es la cuenta corriente de la familia.
Las diferencias de visión de las relaciones bidireccionales entre la familia y la empresa. Con mucha facilidad puede haber descuerdo entre los socios activos y pasivos respecto a que se puede espera de la empresa y que se está dispuesto a aportar o hacer por ella.
La política de retribución del capital a largo plazo alejada del mercado. Una de las fortalezas de la empresa familiar es lo que se conoce como “capital paciente”, pero no se ha de confundir con “tonto”. Los accionistas que no trabajan en la empresa esperan a largo plazo una retribución de su capital equivalente al mercado. “Pocas familias empresarias aguantan dos Navidades sin dividendos”.
Los chantajes emocionales, tal ven inconscientes y sinceros, como “todo esto lo hemos hecho por vosotros”, que limitan la libertad de decisión de los continuadores.
La falta de estructuras y sistemas de información y decisión con funcionamiento profesional, tanto en la empresa como en la familia; como pueden ser el comité de dirección, el consejo de administración o asesor, o el de familia. El secretismo, el paternalismo y la autocracia son otras posibles debilidades de las pymef
La falta de planificación. Porque en una pymef muchas veces lo que hay al frente es un hombre o mujer orquesta al que las urgencias del día a día del negocio impiden dedicar tiempo a temas muy fácilmente posponibles a pesar de su importancia.