Las empresas familiares han de afrontar crisis periódicas económicas y coyunturales. Además, pueden tener que hacer frente a estructurales por ejemplo por cambios en los hábitos de compra o aparición de nuevos competidores que redefinen el sector. También pueden encontrarse con crisis originadas por temas internos, como pueden ser discusiones entre socios o conflictos laborales.
En estas situaciones el empresario puede tener una sensación de soledad muy alta, al tener que tomas decisiones entre alternativas “a cuál peor”. Puede necesitar, al igual que el rey desnudo, que alguien le haga ver cuál es su situación real. Puede necesitar ayuda profesional externa; pero los externos pueden no ser bien recibidos por los de casa. En todo caso, ha de estar muy claro que el externo puede aportar información, ideas, metodología…. Pero las decisiones corresponden a la dirección y a la propiedad.
El miedo a reconocer situaciones o tomar decisiones puede llevar a esconder la cabeza bajo el ala, y esto hacer que la crisis sea reconocida cuando sus consecuencias son inevitables, cuando ya es demasiado tarde.
La experiencia enseña que la caja es esencial. En un negocio mientras hay caja hay esperanza. Pero se ha de tener en cuenta que contabilidad y realidad no siempre coinciden. En la contabilidad las existencias también se conocen como inventario, porqué pueden estar inventadas. Es demasiado frecuente la falta de inventarios, arqueos de caja y conciliaciones bancarias consistentes y periódicas. Las sorpresas también pueden venir de un exceso de confianza en los sistemas de información o en las personas.
Si una empresa ha llegado a una situación en la que su continuidad peligra a corto plazo, ha de efectuar un plan de viabilidad en el que las decisiones a lo mejor han de tomarse con implicación de más personas que la propiedad. Pueden aparecer los sindicatos y a lo mejor no estamos acostumbrados a sus formas. O la actitud de la banca puede no ser la misma que cuando las perspectivas son positivas.
Es importante recordar que en chino la palabra crisis está formada por dos pictogramas, el primero quiere decir peligro, el segundo oportunidad. También conviene separar corazón de razón; podemos decidir con el corazón, pero hemos de ser conscientes de que es lo que dicta la razón.
Al elaborar el plan de viabilidad deberemos prever un futuro, que hoy en día es más conveniente y con más rapidez que nunca. Deberemos tener en cuenta que sólo vemos una parte de la realidad; y al igual que con un iceberg a lo mejor la parte oculta es la más grande. Y una parte de esta realidad, tal vez oculta que hay que tener en cuenta está formada por los sentimientos. Estos a lo mejor no se pueden cuantificar y poner en una hoja de cálculo para elaborar estados de cuentas previsionales; pero la actitud de las personas es un elemento esencial para el éxito de cualquier plan. El éxito suele ser fruto del trabajo en equipo. Al igual que el pasivo social no aparece en el balance y puede ser el principal pasivo, en el activo no aparece el capital humano, y puede ser el principal activo.
Para elaborar el plan de viabilidad deberá hacerse un DAFO, revisar el modelo de negocio, establecer la fórmula para aumentar la rentabilidad y generar caja recurrente, establecer objetivos y planes de acción. El plan deberá ser eficiente, y sobre todo eficaz; teniendo en cuenta los imprevistos y la ley de Murphy (la tostada siempre cae por el lado de la mantequilla). Es importante recordar que el papel y las hojas de cálculo lo aguantan todo. ¿Qué opina un independiente?
Talvez dentro del plan de viabilidad han de venderse algunos activos. Comentar al respecto que los activos en continuidad valen más que cerrados, que vendidos por partes pueden vales más que en conjunto. Se ha de hacer una venta ordenada. Es oportuno prestar atención a la letra pequeña de los contratos, a veces es más importante de lo que se pensaba el día en que se firmaron. A lo mejor hay obligados cumplimientos penalizaciones.
Es importante asegurarse de que se dispondrá de los recursos necesarios para llevar el plan a término con éxito. Porque “los milagros los hacen en Lourdes”, y no siempre. A lo mejor hay que arriesgarse para lograr el milagro, pero prestando mucha atención si se dan garantías personales o de otro tipo. Y “guardar una manzana”, un rincón por si acaso.
El éxito del plan dependerá de una buena planificación, y sobre todo de una buena ejecución en la que la voluntad de “tirar hacia delante” puede ser el gran diferencial. Voluntad que ha de ser compartida por toda la familia propietaria de la empresa familiar.