CONTABILIDAD QUE MIENTE (Viaempresa 7/5/18)

Publicado en Viaempresa el 7/5/18

En la contabilidad las existencias se denominan “inventario”, porque pueden estar inventadas. A pesar de esto se comprueba poco que la realidad y la contabilidad coincidan. Y puede haber sorpresas. Hay quien confía en las auditorías, pero las auditorías no se hacen para buscar fraudes, sino para comprobar que se siguen los criterios de contabilidad; y según estos el edificio de La Pedrera, en el Paseo de Gracia, puede valer cero, ya que al tener más de cincuenta años puede estar totalmente amortizado, obras de mantenimiento y mejora aparte. Al encargarse una auditoria se firma un documento en el que en la práctica se exime al auditor de encontrar fraude: los administradores asumen las responsabilidades de falsedad en la información. Dicen que EDITDA quiere decir Earnings Before I Tricked the Dumb Auditor  (beneficios antes de engañar al tonto del auditor).

Hay un libro, titulado “Empresas que Mienten”, de Oriol Amat, de lectura muy recomendable, en el que en buena parte se basa esta columna.

Ya que se toman muchas decisiones en base a los números, vale la pela comprobar que sean ciertos. El cuarenta por ciento de la información contable es inexacta, por no decir que es mentira. I es importante detectar estas inexactitudes antes de decidir. Si la información es mierda, la decisión será mierda. Hay que ser escépticos con los números, y someterlos a la prueba del nueve.

Hay tres tipos de fraude. Manipulación, falsificación o alteración de registros contables. Representación interesada u omisión de hechos significativos. Aplicación intencionadamente errónea de principios contables. Según datos de la Association of Certified Fraud Examiners del 2016 el fraude se descubre 42% por delación, 25% por casualidad, 16% por controles internos, 14% por auditoria interna, 3% por auditoria externa.

Se puede mentir inventando ventas, por ejemplo, en filiales extranjeras, o cambiándolas de periodo anticipando o retrasando la facturación. Similar cuestión se puede hacer con los gastos, i no digamos con las existencias. Hay mentiras flagrantes, y mentiras sutiles consistentes, por ejemplo, en cambiar los criterios contables de valoración de existencias o las provisiones. Según se utilicen los criterios contables más o menos conservadores, los resultados de una misma empresa pueden variar de forma muy significativa en un sentido u otro.

El fraude requiere unos elementos para existir: motivación, oportunidad, racionalización, i perfil del defraudador. La motivación a un fraude que mejore los resultados puede ser obtener un crédito bancario (los bancos incentivan al fraude al dejar dinero a los que demuestran que no lo necesitan), atraer socios, cobrar un bonus. También hay la motivación, muy típica de la empresa familiar, por reducir los resultados: rebajar los impuestos a pagar. La oportunidad la suelen tener personas de confianza en empresas con sistemas de control defectuosos, bien sea por exceso de confianza, por reducción de gatos, por …  La racionalización puede consistir por ejemplo en considerarse un Robin Hood que engaña para salvar puestos de trabajo. El perfil del defraudador puede ser arrogante y ostentoso.

Indicadores de posible fraude son: alta deuda (gastos financieros / ventas > 2%; endeudamiento / activo > 70%), baja liquidez (activo corriente / pasivo corriente < 1), baja rentabilidad (baii / activo < coste del dinero). También el coste de auditoria / ventas, amortizaciones / activos, y otros ratios muy dispares, como por ejemplo la evolución de saldo de clientes, respecto al sector o a su evolución histórica.

La caja es más difícil de maquillar que la contabilidad. Para ver como va el negocio lo mejor es vigilar la caja. La disparidad sobre la evolución de los beneficios y la caja es un indicador. Pero no es imposible maquillar la caja; se puede hacer traspasando fondos de unas cuentas o líneas de crédito a otras, incluso entre sociedades diferentes dentro del mismo grupo, que tengan fechas de cierre contable diferentes. Se puede hacer incluso por personas empleadas sin poderes formales, ya que los mecanismos de control bancario también se pueden relajar. Los informes de los departamentos financieros son muy importantes y útiles, pero más vale comprobar de propia mano los saldos de las cuentas corrientes y disposiciones de crédito.

Pueden mentir las granes empresas cotizadas, y también las startups. Puede mentir todo el que tiene una motivación para hacerlo, aunque no sea el enriquecimiento personal. El engaño no es nada nuevo, el Código de Hammurabi (1.790 AC) y a lo trataba. El mejor negocio ha de ser ser honrado.

 

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