ÁNGELES DE LA FAMILIA EMPRESARIA (Regio7 24/10/19)

Hay un demonio de siete cabezas que tientan a las familias empresarias proponiéndoles los siete pecados capitales. Su nombre, OCAIDIS, es un acrónimo formado por las iniciales de cada una de sus siete cabezas: Olvido de que el sustantivo es empresa, Confusión de propiedad y capacidad, Adenización, Incomunicación, Desafección, Improvisación y Soberbia. Su acción acelera la muerte de las empresas familiares.
Para combatirlo hay una legión de ángeles protectores, que conviene que todos los integrantes de las familias empresarias conozcan con objeto de aumentar su continuidad. Siete ángeles menores y tres mayores. Los primeros son: el exorcismo, para conocer los peligros; el genograma, para entender el sistema familiar; el diagnóstico de las fortalezas y áreas de mejora; el árbol para la toma de decisiones; los círculos, para entender los intereses legítimos; el canvas, para definir el modelo de negocio de las relaciones familia-empresa; y la constitución para regular las relaciones familia-empresa.
Al igual que cuantas más herramientas haya en la caja mejor, cuantos más ángeles acompañen a la familia empresaria mejor. Los ángeles están muy interrelacionados, uno puede llevar o requerir de otro. Pero no se trata de desplegarlos todos, sino de utilizar los adecuados en cada situación concreta; y además conviene utilizarlos de forma profesional. En otro caso se puede hacer daño a la familia y a la empresa. Hay que tener en cuenta que la herramienta nunca es la solución; es el medio a través del que la familia empresaria encuentra su solución a su caso concreto. Solución que ha de ser un traje a medida, ya que, si bien existen tipologías de familias, cada una tiene unas peculiaridades concretas que la hacen única.
El asesor externo puede aportar información, metodología, experiencia e ideas; pero es la familia empresaria la que ha de llegar a su propia solución. Y esto es así porque el asesor está de paso, y la familia permanece. Pero permanece siendo una realidad evolutiva, no estática. Se incorporan a la familia nuevos miembros de sangre y políticos, los existentes evolucionarán, surgirán nuevos intereses… y es por lo tanto la propia familia empresaria la que ha de crear los mecanismos de autorregulación y revisar de forma periódica su funcionamiento.
Al utilizar las herramientas conviene tener en cuenta una serie de recomendaciones genéricas. Remarco lo de genéricas, porque cada familia es un mundo, y además las circunstancias de momento y lugar pueden hacer que lo recomendable en general no lo sea en un caso concreto. Un trozo de madera que se deja ir de la mano en tierra, cae, sumergidos en el mar sube, en una cápsula espacial se mantiene. ¡Atención!: hay maderas como la caoba que no flotan. Bien, estos consejos genéricos son:
– Lo que es bueno para la empresa a la larga es bueno para la familia.
– Lo peor es tratar a la familia como empresa, y a la empresa como familia.
– No hay verdades absolutas, todo depende del color del cristal con que se mira.
– Las emociones están presentes en todas las situaciones en las que están involucradas personas.
– Sólo vemos una parte de la realidad.
– No hay peor ciego que el que no quiere ver.
– Los retos de la familia empresaria son muy previsibles.
– Cada empresa es un mundo, y cada familia mucho más.
– Que lo urgente no se coma lo importante.
– La lista de escusas para aparcar un tema puede ser interminable.
Las herramientas se pueden utilizar con ayuda de un experto, pero si se auto-aplican con prudencia y sentido común (¡el menos común de los sentidos!) también puede ser de gran ayuda. En todo caso, conviene evitar la situación de Mikey Mouse haciendo de aprendiz de brujo en Fantasía, donde supo poner el marcha las escobas, pero no pararla.
Los ángeles mayores son los arcángeles; los príncipes de los ángeles. Bajo esta figura tenemos tres herramientas. En primer lugar, la comunicación, que es necesaria para la efectiva acción de los siete ángeles, y de los dos arcángeles restantes, la planificación y las estructuras de gobierno. Ambas son necesarias para continuidad de la empresa familiar más allá de la primera generación. No es que en esta no se den, sino que suelen estas escondidas.
Cuando la familia quiere continuar el proyecto de los fundadores y aumenta el número de propietarios se hace casi inevitable tener que formalizar y explicar los procesos de planificación y crear estructuras de gobierno. La comunicación ha de estar omnipresente para la aplicación eficaz de cualquier herramienta. La planificación y las estructuras precisa de los ángeles menores para ser efectivas.
Conviene que las familias empresarias conozcan a sus ángeles protectores.

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