5 RETOS DE LA FAMILIA EMPRESARIA (L’Economic 8/11/20)

Son muchos los retos a los que ha de hacer frente una familia empresaria. Entre ellos cabe destacar los siguientes: negocio, comunicación, profesionalización, implicación y relevo. Aunque los analicemos por separado, están los cinco íntimamente relacionados, como la carne, la grasa y el pimentón en la sobrasada.
El negocio es el primer reto, y en muchos casos ha aumentado su protagonismo a causa de la Covid-19. Hay que adecuar los planes estratégicos y prestar la máxima atención a la previsión de tesorería; porque “mientras hay caja hay esperanza”. Prestar atención al negocio quiere decir tomar les decisiones teniendo en cuenta que “lo que es bueno para la empresa a la larga es bueno para la familia”. , y eso puede significar tomar decisiones familiarmente difíciles. “El sustantivo es empresa, familiar es el adjetivo”.
La comunicación es el segundo reto. “La comunicación es el mejor aceite para las relaciones”, y en las familias empresarias puede ser más difícil que en las otras. Puede haber un excesivo respeto a la autoridad, sobre todo si es del fundador; puede haber miedo a los conflictos, porque sus consecuencias pueden ser más importantes. Hay que cuidar la comunicación dentro de la familia, y entre la empresa y la familia. Y en los momentos de crisis es cuando se recoge la práctica anterior, ya que los puntos de vista de los familiares que trabajan en el negocio y de los que no pueden no coincidir, y ser todos legítimos. Es fundamental que todos los miembros de la familia empresaria sean conscientes de la realidad, del “que nos estamos jugando”; sin transmitir catastrofismos. ¿Cómo se entera la familia de lo que pasa en la empresa? ¿por la prensa?
La profesionalización de la empresa, de sus integrantes, procesos y órganos es el tercer reto. La empresa ha de regirse por la meritocracia, “lo peor es tratar a la empresa como familia y a la familia como empresa”. En momentos de paro alto la presión para relajar los requisitos de entrada de familiares puede ser muy alta. Una cosa es darles trabajo, en condiciones de mercado, preferente ante no familiares; otra cosa es poner en puestos de dirección o gobierno a personas no cualificadas- La existencia de órganos como comité de dirección y consejo de administración o asesor, con profesionales no familiares, es una garantía de profesionalización; y conviene evaluar su funcionamiento.
Implicar es el cuarto reto. Hay que implicar a los colaboradores, porque “el éxito suele ser fruto del trabajo en equipo”. Hay que implicar a toda la propiedad, trabaje o no, porque puede hacer falta su colaboración, por ejemplo reduciendo la retribución del capital (“cuando no hay harina todo es mohína”). Y sobre todo hay que implicar a la siguiente generación, talvez no trabajen en la empresa, pero ¿querrán ser propietarios? ¿Por qué? En momentos de crisis como los actuales es muy fácil caer en la transmisión, talvez inconsciente, de sólo aspectos negativos de la responsabilidad empresarial; olvidando la satisfacción que supone participar en la creación de un proyecto que da oportunidades y hace crecer a muchas otras personas, por ejemplo. La existencia de órganos eficaces empresarias y familiares en los que haya una comunicación sincera es una gran ayuda para implicar. Las nuevas generaciones pueden aportar mucho en momentos tan disruptivos como los actuales, aprovechemos para implicarlos.
El relevo es el quinto gran reto de la familia empresaria. Hay que planificar tres reevos: en la gestión de la empresa, en la propiedad y en el liderazgo de la familia; y no tienen porque coincidir ni en el momento ni en la persona. Respecto al relevo en la propiedad, conviene tener en cuenta la reciente reforma impositiva de la Generalitat de Cataluña, que impide aplicar bonificaciones en la cuota del impuesto de sucesiones si se hace reducción en base imponible por empresa familiar. En el relevo intervienen los predecesores (¿Qué harán? ¿de que vivirán?), los continuadores (¿tienen voluntad? ¿están capacitados?), la empresa (¿Qué cambios han de hacerse?, y la familia (¿Qué actitudes tomará cada persona?)
Para superar estos retos “la suerte es muy importante, pero más vale que te coja trabajando”. Hay qye trabajar los cinco retos para garantizar al máximo la continuidad de la empresa familiar, y un trabajo bien hecho empieza por una planificación adecuada en la que este claro donde estamos, donde queremos ir y como haremos el camino; porque “la planificación no garantiza la felicidad, pero aumenta su probabilidad”.

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