El próximo 12M tenemos elecciones autonómicas, el escenario no invita al optimismo. Parece que probablemente no habrá mayorías estables que permitan realizar las reformas que nos permitan reducir la distancia de progreso y bienestar respecto a Europa o prevendré la próxima sequía, y la culpa no será de Madrid. Entre los diversos escenarios finales tenemos un nuevo tripartido de izquierda del PSC con Comunes y ERC (¿liderado por Salvador Illa?) o un tripartito independista con Junts, ERC y CUP (¿liderado por Carles Puigdemont?).
¿Cómo afectará cualquier de estos escenarios al gobierno central y la gobernabilidad del país? Quizás llegaremos al final de la legislatura con los presupuestos de 2023; no creo que se conforme ninguna mayoría suficiente para que triunfe una moción de confianza del PP, a menos que al próximo gobierno de Vitoria esté HB.
Es probable que el President prófugo supere en votos al actual MHP, y conviene recordar que se ha jactaba «de haber arrastrado en el Estado español» a pactar con él a cambio de los votos de la investidura, y de decir que «si la amnistía ha sido posible, el referéndum también». Su campaña puede movilizar a muchos decepcionados con el camelo del procès. El PSC trata de vender la amnistía como un acto de generosidad y fortaleza por la reconciliación cuando ha sido un vulgar mercadeo de votos legítimo pero inmoral. Es cierto que Cataluña se ha pacificado, pero quizás lo ha hecho en buena parte por el 155 –apoyado con sentido de estado por el PSC- y porque muchos amigos y familias se han dejado de hablar o ya no lo hacen de política.
Parece que como los burros a la noria volvemos al principio: propuesta de pacto fiscal a la vasca, muy deseable, pero casi imposible dado que el peso de Cataluña en el Estado es mucho más alto que los vascos y navarros. A mí también me gustaría un mayor equilibrio de la balanza fiscal de Barcelona con el resto de Cataluña, de mi barrio de Sarriá con el resto de Barcelona y de mi familia. Conviene recordar que los impuestos no los pagan los territorios sino las personas. Quizás el siguiente paso será volver a las ilegales leyes de desconexión saltándose toda legitimidad democrática, por de victoria en victoria avanzar hasta la derrota final. Tal vez Josep Pla preguntaría: «¿y todo esto quién lo paga?».
El camino de la reconciliación podría será hacer un «Collboni», es decir que Salvador ILla sea President de la Generalitat con el espaldarazo de Comunes y PP. ¿O volveremos a votar?