PLAN ESTRATÉGICO DE LA FAMILIA EMPRESARIA (El Heraldo de Aragón 13/8/23)

“El amor y el trabajo son los pilares de nuestra humanidad”

Sigmund Freud

Hasta hace poco, a nivel global, las empresas debían preocuparse “sólo” por los temas operativos y las más bien lentas transformaciones. Las que hacían planificación estratégica formal era con un calendario quinquenal. Pero los tiempos han cambiado y ahora los cambios son mucho más rápidos y en algunos casos disruptivos. Ello ha hecho que la planificación estratégica de la empresa en muchas ocasiones parece que no puede tener ser más allá de anual.

Las empresas no son eternas, basta ver cuántas empresas –familiares y no- quedan de la lista inicial de Fortune 500 de 1955 para darse cuenta; y no eran precisamente pequeñas. A las causas de desaparición coyunturales y estructurales internas o externas de la empresa, en las familiares debe añadirse las familiares. Pero la familia también puede ser fuente de fortalezas para la continuidad de la empresa. La visión a largo plazo es una de las fortalezas que la propiedad familiar puede aportar a una empresa. Pero para que ésta la pueda aprovechar es necesario que conozca su contenido. Y la mejor forma de darlo a conocer es efectuando un plan estratégico de la familia empresaria, lo que es una muestra de la profesionalización de esta.

Profesionalizar la empresa familiar no significa reducir la influencia de la familia en la empresa, sino diferenciar los ámbitos de actuación de la empresa y de la familia evitando la confusión entre los temas familiares y los empresariales. La continuidad de las empresas familiares supone gestionar al mismo tiempo y de forma positiva las necesidades de la empresa y las de la familia. Para ello es necesario realizar un plan estratégico de la empresa, y uno de la familia. La literatura sobre el primero es mucho más amplia que la del segundo.

Pretender efectuar un plan estratégico de la empresa sin tener en cuenta a la familia empresaria, en sentido amplio, es un grave error. La familia es la que determina las grandes líneas estratégicas como pueden ser el nivel de deuda o riesgos con los que se siente cómoda, y el grado y forma de participación de la familia en la empresa, entre otras. Una vez superada la fase fundacional, en la que la unión de visión de empresa y familia son máximas, la familia empresaria debe determinar cuál es su plan estratégico, para que la empresa lo tenga en cuenta al efectuar el suyo.

Los valores y las formas de gobierno que han funcionado de forma adecuada en una generación pueden no ser válidos para la siguiente, porque “no es lo mismo la empresa del fundador que a de hermanos o primos”. Puede haber un diferente interés por la empresa, el papel de los externos a la familia puede variar. Por lo tanto, es necesario planificar la relación actual y futura de la familia con la empresa.

La planificación de la familia empresaria ha de ir mucho más allá del relevo en la propiedad y en la gestión de la empresa. La empresa refleja los valores de la familia propietaria y debe atender a sus necesidades. Entre familia y empresa hay vasos comunicantes, se influyen mutuamente. Y esa influencia no puede dejarse en manos de los astros, debe planificarse.

Una de las fases iniciales de todo plan estratégico es la realización de un estudio de las fortalezas y debilidades (áreas de mejora) internas, y de las oportunidades y amenazas externas, en lo que se conoce como DAFO. Debe efectuarse también de la familia, cuáles son sus valores, visión, misión, aptitudes y actitudes, compromisos, habilidades, dedicación y expectativas con relación a la empresa.

El proceso de planificación de la familia empresaria requiere un diálogo abierto en la primera respecto a la segunda, y ello puede significar una metamorfosis de la familia empresaria. La familia empresaria debe encontrar el equilibrio entre sus necesidades, de todo tipo, y las exigencias de la empresa para su continuidad exitosa, y debe hacerlo utilizando su capacidad de control, su aportación y retribución de capital, su implicación en la empresa, gestionando los conflictos y aportando una misión, visión y valores en relación a la empresa. La familia puede ser una gran fuente de fortalezas para la empresa, pero también de debilidades, sobre todo si no se la implica como propiedad responsable. Y una de las mejores formas de implicar es participar en la elaboración del plan estratégico de la familia empresaria; porque “no se puede amar lo que no se conoce”.

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