¿MORIR CON LAS BOTAS PUESTAS? (L’informtaiu de la construcción 15/7/21)

El general Custer murió con las botas puestas, junto con el 7º de caballería. Algunos empresarios familiares deciden pasar a la historia de igual forma. Puede que como propietarios tengan todo el derecho legal de estar hasta el último momento al pie del cañón; pero deben valorar las consecuencias de su decisión en cuanto a la continuidad del negocio familiar. Consecuencias para la continuidad de la empresa y para el patrimonio familiar. A los continuadores se les puede pasar el arroz, como al príncipe Carlos de Inglaterra, se pueden marchar o frustrar si se quedan.
Morir con las botas puestas es más frecuente en los fundadores. Su implicación emocional con la empresa es más elevada, la han “parido” y la han hecho crecer; es su hija, y puede ser la preferida. Además, es muy posible que sean trabajólicos, es decir que estén acostumbrados a trabajar de sol a sol, de lunes a domingo; y que no tengan actividades alternativas que realmente les llenen. En realidad, lo que para otros sería trabajo para ellos es placer. Recuerdo a uno de mis primeros clientes, como consejero de familias empresarias, que me había dicho que estaba jubilado y llevaban sus hijos el negocio y resulto que estaba de martes a jueves de sol a sol y con más carpetas en la mesa y consultas que ellos.
En ocasiones se decide morir con las botas puestas argumentando que los continuadores no están preparados, por miedo a perder el patrimonio, sentirse en plena forma o miedo a las consecuencias familiares de dejarlo ya. La mayoría de las empresas familiares no tienen establecida edad de jubilación real de los familiares, y no han diseñado plan de relevo.
Para no morir con las botas puestas es conveniente tener preparada con antelación respuesta a dos preguntas clave ¿de qué viviré si me jubilo? y ¿qué haré? La familia debe ayudar a responderlas si quieren facilitar el relevo. Las capacidades organizativas y ejecutivas de un empresario pueden tener un gran potencial a aprovechar en proyectos sociales, por ejemplo. También hay empresarios que son capaces de dejar la empresa para iniciar una nueva; en algunos casos iniciando una auténtica carrera con sus descendientes. Conviene diseñar un plan de relevo con hitos y calendario, para poder controlar su ejecución.
Una de las características definitorias de una empresa familiar es la vocación de continuidad de la propiedad en manos de la familia. Esto requiere capacidad e interés por parte de los continuadores para hacerse cargo del negocio a nivel de dirección, gobierno o propiedad; y valentía y generosidad de los predecesores. Valentía porque puede haber decisiones difíciles, y generosidad para saber dar un paso al lado en el momento oportuno.

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