El pasado día 5 de octubre asistí al VI Congreso de Empresa y Emprendimiento Altamar, en Sant Antoni de Calonge (Girona). El avance de fecha respecto a años anteriores y el alargamiento de la temporada turística quizás no han ayudado a la afluencia. Como que había sesiones paralelas y no disfruto del do de la ubicuidad escogí asistir a las de David Caselles, Adrià Geli, Miquel Pino, Neus Ferrer i Lluís Coromina, este último para apoyar a quién lidera la empresa familiar creada por mi abuelo materno: Harinera Coromina.
Ir a reuniones y congresos consume tiempos, pero se puede hacer «networking» (construir relaciones), y escuchar algo nuevo o al menos recordar lo olvidado. Seguro que cada asistente tomó unas notas diferentes en función de su historia e intereses. En este artículo comparto las mías, desde una perspectiva de empresa familiar; porque la mayoría lo son, y también en la fase de emprendimiento, puesto que una de las famosas 3F (family, friends % fools) que la suelen financiar y apoyar es la familia.
El primer reto de una empresa es que sea sostenible: que permita vivir de ella a los que trabajan, el segundo es que pueda crecer. Un reto importante es saber gestionar las relaciones entre los socios, los egos pueden tener muy de peso.
Los emprendedores (y empresarios) tienen que tener la capacidad y generosidad de entender que ellos son la chispa, que el fuego viene del equipo. De la historia lo que se recuerda es lo bueno, lo malo se olvida (u oculta). Hay una gran diferencia entre tener una idea y ejecutarla de forma correcta.
El relevo puede ser traumático, requiere humildad y generosidad; se tiene que dejar espacio. Externalizar la dirección de la empresa puede hacer mucho miedo. Se tiene que reconocer cuando se ha dejado de aportar. Se tiene que liderar desde el ejemplo.
Vender la empresa es como vender el alma al diablo. Hay más gente que llora por no haber vendido la empresa a tiempo, que por haberla vendido. Igual que la empresa, se tiene que gestionar la unidad familiar, hay que dedicar espacio y tiempo.
El deporte tiene muchas similitudes con ser empresario. Requiere determinación, trabajo en equipo, toma de decisiones bajo presión, capacidad de liderazgo, autoconocimiento, comunicación efectiva, resolución de problemas, mentalidad ganadora, enfoque hacia a la meta, planificación, estrategia, gestión del tiempo, resiliencia, mentores, relaciones y celebrar los pequeños éxitos.
Claves por la continuidad de la empresa familiar: esfuerzo, constancia, pasión, visión a largo plazo, momentum, equipo, resultados, saber diferenciar propiedad y familia, voluntad (asegurarse que el destino merece la pena) y capacidad, saber superar el freno de la tradición. Principales problemas al relevo generacional: convivencia (respeto a los predecesores y confianza en los continuadores), comunicación con diferentes puntos de vista, gestión de las crisis. Para ser empresario familiar hace falta visión estratégica a largo plazo, flexibilidad y buena gestión financiera, escuchar mucho, delegar.
La empresa no es una línea recta, es una montaña rusa. Hace falta mentalidad empresarial, viabilidad económica, estrategia, objetivos, planificación y acción. Cada empresa es un mundo. Hay que tener poco miedo al fracaso, y aprender de ellos. Además de la rentabilidad hay que mirar la liquidez. El recomendable es invertir con diversificación y prestando atención a hacerlo por amistad o familiaridad (el negocio puede quebrar). La felicidad de la familia también es un objetivo de la empresa familiar.
Teniendo en cuenta que el país necesita empresarios y emprendedores me pregunto, ¿porque la asistencia a esta jornada no es una actividad de las escuelas próximas?