EL MUNDO EN 2024: CIENCIA (DiffusionSport 16/12/24)

EL MUNDO EN 2024: CIENCIA

Esta segunda entrega de mi extracto de The Economist gira sobre la inteligencia artificial, la investigación y la salud.

El Chat GPT, lanzado al final de 2022, en dos meses alcanzo cien millones de usuarios. La aplicación de la inteligencia artificial (IA) a los negocios puede ser más rápida que anteriores innovaciones. Su potencial es excitante. El acceso es más fácil que en tecnologías previas; Microsoft la va a incorporar a Word y Excel. Muchas grandes empresas ya están experimentando con IA. Fuera del mundo tecnológico sólo un tercio de los directivos usan de forma habitual IA generativa en su trabajo. Algunos negocios están preocupados por su exposición a riesgos legales o reputacionales por su utilización. Hay gente preocupada porque les reemplace en su puesto de trabajo; los sindicatos se pueden poner en contra de la IA. Hay que analizar los pros y contras antes de decidir si ser un adoptador entusiasta o reacio.

Las nuevas tecnologías benefician a diferentes grupos en diferentes momentos. La IA en 2023 ha beneficiado a los desarrolladores de software, y a las empresas tecnológicas. En 2024 los beneficios se extenderán como resultado de la reducción de costes y aumento de productividad que generará. Nuevos productos de IA aparecerán en el mercado. Las empresas pequeñas es posible que sean las primeras en adoptarla (sólo el 5% de las del S&P 500 la mencionan), como ha sucedido con los cambios tecnológicos anteriores. La tecnología es una oportunidad de superar a las grandes. Las empresas centradas en datos, como las médicas y financieras pueden ser las más rápidas. Las que no tengan una sólida gestión de dato talvez deban reorganizarse antes de poderse beneficiar. Usar la tecnología puede sonar a ciencia ficción, pero conseguir que trabaje de forma eficaz es un trabajo muy monótono.

La IA ha sido uno de los principales motivos de las huelas de guionistas y actores en Hollywood 2023; su importancia en las reivindicaciones laborales puede aumentar en el 2024.

La IA está progresando en tres frentes.  Su dimensión física a pesar de la reducción de tamaño de los ordenadores. Efectividad a medida que tiene mayor entrenamiento. Y nuevas aplicaciones. El reto será aprender a utilizarlas. Una forma de utilizarla es mediante los “prompts”, que facilitan el diseño de frases y mensajes de entrada, otra es dar un modelo previo para entrenamiento (fine tune), la tercera es integrándola en una arquitectura superior. No hay motivo para pensar que la IA será el último avance.

Las patentes de IA se dirigen más hacia trabajos expertos que las de software y robótica. La codificación y creatividad con IA puede fortalecer los trabajos de bajo perfil. Las actividades de traducción, atención a cliente y ventas pueden ser las primeras afectadas. Si las maquinas hacen el trabajo de los humanos, los empleadores se centrarán en ellas. Pero a medida que los precios caigan la demanda de servicios puede aumentar. ¿Cuántos hemos tratado de saltarnos al robot para conseguir asistencia humana? Aunque el carisma de un vendedor es insustituible la IA puede ayudar a crear superestrellas en ventas. La IA creará nuevos puestos de trabajo.

Crear una agencia internacional para regular la IA puede ser complejo.

Aunque el mundo está gastando en investigación más que nunca el rendimiento es decreciente porque los investigadores deben hacer frente a una creciente burocracia. Dos tercios del tiempo de los grandes investigadores lo han de destinar a buscar fondos. Las ideas arriesgadas son rechazadas. La mayoría del dinero se destina a universidades, y la carrera académica se orienta más a obtener avances incrementales para ganar menciones y prestigio, que a romper moldes. Muchos de los grandes avances científicos provienen de la tecnología comercial más que de la ciencia básica. La filantropía americana produce tres veces más avance que los europeos. Hay que encontrar formas de medir lo que funciona y lo que no en inversión de investigación; el retorno es a tan largo plazo que el esfuerzo bien merece la pena.

La forma en que está organizada la investigación científica no es la única posible. El progreso científico está ralentizándose; el número de patentes ha caído un 80% entre 1945 y 2010. Antes de la segunda guerra mundial la investigación la financiaban los laboratorios privados y se dedicaba a proyectos bien definidos y la administración ha copiado el sistema. Los investigadores que buscan fondos deben redactar propuestas de muchas páginas, y han de estar constantemente pensando en el próximo cheque. Levantar fondos no está necesariamente correlacionado con una investigación efectiva. Los comités deciden por consenso dificultando las ideas no ortodoxas. Más que reformar el sistema hay que crear uno nuevo, por ejemplo, ofreciendo un premio a quien consiga un objetivo, o financiar a personas en lugar de proyectos.

Las drogas de fentanilo producen en América más muertes (70.000) al año que las guerras de Vietnam, Irak y Afganistán juntas. En Europa sobre 200 a pesar de la mayor población; pero esta diferencia puede no durar mucho. Los Talibanes ha reducido un 95% la producción de amapolas en Afganistán; la sustitución de heroína por drogas sintéticas es fácil y barata; el beneficio por kilo puede alcanzar el millón de euros.

El 14% de la población mundial es obesa. Están llegando medicamentos eficaces y seguros para combatirla. También para corregir desordenes en células sanguíneas, pero a un coste inasumible. La gran flexibilidad de la tecnología de edición genética le augura un gran futuro para combatir el cáncer, la diabetes, el colesterol y el sida. 

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