Saben aquell que diu que “Dios y yo hemos hecho un pacto, Él no hace consultoría y yo no hago milagros”.
Parece que la consultoría está desprestigiada para muchos empresarios. Hay muchos argumentos, en parte ciertos, en contra de contratar a un consultor: te descentra el día a día; nos pedirá nuestro reloj para decirnos qué hora es; cuesta dinero y tiempo; habrá oposición interna; no conoce el sector ni la empresa tan bien como nosotros; aprende de nosotros y se beneficiará otro.
La empresa es una realidad compleja que nadie conoce mejor que sus propietarios y las personas que trabajan en ella, sus proveedores y clientes. Pero a veces el árbol no deja ver el bosque, o el día a día no deja tiempo para pensar a largo plazo y centrarse en una cuestión concreta; y es entonces cuando puede ser conveniente conocer otras puntos de vista complementarios, con conocimiento y experiencia, para identificar oportunidades y peligros; o dar soporte en la implementación de planes de acción; o para hacer de catalizador formal en la implementación de decisiones difíciles; sin tener que hacer frente a costes de seguridad social ni laboral.
Es necesario tener claro sí se necesita un especialista o un generalista, alguien flexible y que se adapte o que entre como un elefante en una cacharrería. También es necesario que la propiedad y el equipo directivo estén concienciados, ya que son ellos los que tienen el poder de decisión y la consiguiente responsabilidad.
Como que no hay dos empresas idénticas antes de recetar o actuar hay que obtener, sin caer en la parálisis por análisis, suficientemente conocimiento de la realidad de la empresa y de la familia en cuestión. Esto puede parecer ser innecesario para el que ya las conoce por formar parte de ellas; pero dicho conocimiento puede estar distorsionado.
En tanto en cuanto la consultoría significa introducir un extraño en la empresa, más vale comprobar referencias y que la sintonía personal sea adecuada: la confianza es un elemento clave.
Hay que tener muy claro que el consultor puede aportar ideas, metodología, información…. Pero que las decisiones corresponden a la dirección y a la propiedad. El papel del consultor en la empresa es como el de la comadrona en el parto: da consejos y guía, pero los dolores y consecuencias son para la parturienta.