ASESORES (Expansión 4/6/25)

Saben aquel que diu que “quien se defiende a si mismo tiene un tonto por cliente y un imbécil por abogado”, o aquell altre de que “coach es alguien que te saca de tu zona de confort para ponerse él”.

Dice el dicho que “no es lo mismo predicar que dar trigo”. Igual que “no es lo mismo estar delante del toro en la arena que detrás de la talanquera”. Pero que no sea lo mismo dar consejos que tener que tomar y ejecutar decisiones no quiere decir que en muchas ocasiones convenga tener el apoyo de un externo independiente, con criterio y experiencia, y con una visión multidisciplinar antes de tomar decisiones de vital importancia para la empresa.

El externo puede ser un amigo, otro empresario un consultor o el sursuncorda. Lo importante es que aporte otro punto de vista, información, ideas, metodología y sobre todo que haga las preguntas adecuadas. Pero no olvidemos que la responsabilidad en la toma de decisiones recae sobre la dirección, el gobierno y la propiedad de la empresa; que ante los retos tienen una oportunidad de oro para demostrar su profesionalidad en la toma y ejecución de decisiones.

Volviendo al dicho de que “no es lo mismo predicar que dar trigo”, recordar la de “ser cocinero antes que frailes” proviene de la más larga de que “quien ha sido cocinero antes que fraile, sabe lo que pasa en la cocina”. Es por lo tanto muy importante tener en cuenta la experiencia en la materia en cuestión de la persona que nos asesora. Eso no quiere decir necesariamente haber sufrido el problema en cuestión en propia carne. No se suele exigir al oncólogo que haya padecido un cáncer en propia carne.

No es lo mismo buscar asesoramiento para una cuestión técnica de la que se tiene alto desconocimiento, como puede ser la decisión sobre un sistema informático o la fiscalidad aplicable, por ejemplo, que sobre una decisión estratégica como puede ser la decisión de continuidad con el negocio o quien debe ser el continuador. En el primer caso tal vez se busque quien aporte solución teniendo en cuenta todos los factores, en el segundo probablemente es más conveniente encontrar quien ayude a reflexionar y a tomar la propia decisión; porque el asesor está de paso y es uno quien “se queda con el marrón”.

“Si se consultan suficientes asesores se puede confirmar cualquier opinión” (Ley de Hiram).

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