Se habla mucho de profesionalizar la empresa familiar, lo que puede incluir que los sistemas de decisión sean profesionales, la existencia de un plan estratégico formal, presupuesto anual, consejo de administración con independientes, comité de dirección e incluso externalización de la dirección, entre otras cosas. Todo ello está muy bien, pero de poco servirá si no se ha profesionalizado a la familia empresaria.
Profesionalizar a la familia empresaria significa hacer que todos sus integrantes, con independencia de que trabajen o no en la empresa, de que sean ahora accionista o no, sean conscientes del legado que supone la empresa familiar, conozcan los derechos de todos los accionistas y sus deberes, legales y morales, que incluyen el interés por el presente y futuro. Que entiendan lo que es una empresa, y conozcan las bases de su negocio y los retos a los que se enfrentan como empresa y como familia. Que tengan los conocimientos para saber interpretar las herramientas de control, desde la cuenta de resultados hasta el balance, pasando por el plan estratégico.
Profesionalizar a la familia empresaria incluye que sus integrantes se conozcan como accionistas actuales o futuros, entendiendo que puede haber legítimos puntos de vista divergentes.
Esta profesionalización de la familia empresaria se inicia en la propia familia, alrededor de la mesa del comedor, oyendo hablar de la empresa familiar y viendo cómo actúan y se sienten los familiares implicados en ella. Se complementa con adquisición de conocimientos como pueden ser los contables o financieros. Avanza con la asimilación de habilidades como puede ser el trabajo en equipo y la comunicación empática. El trabajo temporal en la empresa familiar puede ser un elemento muy importante, conviene que esté planificado y sea un premio motivador, no un castigo.
Conveniente es la profesionalización de los futuros propietarios como socios que han de llegar a consensos en un proyecto común. La constitución de un consejo junior, en el que los futuros accionistas participan en el debate sobre temas estratégicos de la empresa familiar, puede ser una buena herramienta para ello. Otra el debate en común de casos sobre situaciones de empresa o familia empresaria, en los que analizando situaciones de otros se aprende a debatir y a conocer los legítimos puntos de vista de otros, ante situaciones que tal vez algún día se produzcan en la propia familia o empresa.
Sólo cuando la familia empresaria esta profesionalizada se puede aspirar a profesionalizar con éxito la empresa familiar.