En el cierre del eje de musculatura del sistema empresarial catalán celebrado el 27/5/25 dentro del 4º Congreso de Economía y Empresa de Cataluña se comentó la historia de superación, de arraigo, de la visión, de la evolución constante, el esfuerzo, la responsabilidad y la resiliencia históricos de nuestro tejido empresarial. De la generación de cohesión social con ocupación de calidad y formación de talento. De la localización estratégica de nuestro país.
Hacen falta políticas públicas que fortalezcan el tejido empresarial, formado mayoritariamente por pymes, que son además de la mayoría de empresas las generadoras de la mayoría del PIB y de los puestos de trabajo, para que pasen de ser talleres a fábricas. Hacen falta políticas territoriales específicas por comarcas.
Respecto a la cooperación público-privada como motor del desarrollo económico y social se reclamó mayor seguridad jurídica, escorzar los plazos judiciales, que la administración no pida información que ya tiene.
Se habló de actividades que fortalecen como la política de clústeres liderada por Acció, la logística sostenible, y el plan estratégico de la familia empresaria. De la relación entre ESG y el valor de la empresa. Aparte de competir por valor las empresas tienen que ganar dimensión. Hay una correlación entre dimensión e I+D, internacionalización y productividad. Se tiene que cooperar para competir, para llegar si es oportuno a las fusiones. La internacionalización es una palanca de crecimiento, hay 49.000 empresas catalanas que exportan de forma regular. Un reto es la diversificación de mercados, la UE es el 60%. Se necesita tecnológica (chips), energética y en las cadenas de suministro.
Los principales retos, aparte de los típicos laborales y fiscales, son las infraestructuras, rebajar las cargas burocráticas con una administración más eficiente. El reto de superar la carencia de personal pasa por las políticas migratorias, automatizar las tareas que no aportan valor y reducir la siniestralidad y el absentismo. Hay que prestigiar el FP, dual.
Se destacó el reto del relevo en un tejido formado en un 95% por microempresas (menos de 5 trabajadores). En los próximos 15 años se jubilarán el 50% de los empresarios catalanes. El primer reto es la creación de empresas, el segundo su crecimiento y finalmente la continuidad. Esta depende de su resiliencia, de la prevención con alertas avanzadas y de la transmisión. Necesitan simplificación administrativa para poder crecer, y que su fiscalidad no sea peor que la de las grandes empresas. Los autónomos trabajan más horas y ganan menos que los empleados, también se ponen enfermos, pero cogen menos bajas.
El capitalismo de accionistas está evolucionando hacia un social de stakeholders, en el que se da más importancia a las personas y en el territorio, facilitando la intercooperación y las decisiones transversales con organizaciones más planas.
El sector industrial crea mejores puestos de trabajo; el riesgo de aumento competencia en sectores deficitarios hace necesaria una política industrial ajustada a la nueva sociedad, que es más que Trump y la IA, facilitando la competitividad en el mundo global. Esto requiere innovación (que la investigación se convierta en aplicación), apoyo a los sectores emergentes, tecnología para aumentar la productividad, captar y retener talento, crecimiento emprendedor compitiendo por valor en lugar de precio, y una administración próxima que facilite la actividad.
Tenemos que creer que tenemos oportunidades dentro de la variable geometría geopolítica. «Como el jaque, hay que hacer la mejor jugada posible con las piezas que tenemos».