Una de las características que ayudan a la continuidad de la familia es el que se conoce como legado. El concepto es el de algo que se recibe de la generación precedente para transmitir fortalecido a la siguiente generación. Consiste a considerar que “no hemos recibido de nuestros padres, sino que lo tenemos prestado de nuestros hijos”.
El legado es resultado de la historia de la familia y de la empresa. En él el papel de los fundadores es esencial; ellos establecen los valores esenciales. El legado mantiene su espíritu con visión de futuro. Pero no es inamovible sino evolutivo; cada generación deja huella.
El legado aporta una serie de beneficios a la familia empresaria. Establece la conexión intergeneracional, transmitiendo conocimiento y experiencias. Define y comunica la misión, visión y valores de la familia empresaria. Favorece la unidad y armonía familiar, reforzando los vínculos emocionales. Promueve la administración responsable.
El legado tiene diferentes componentes. Inmateriales: biológicos (sangre, apellido); de marca familiar identitaria (historia de la familia y de la empresa) y social (valores, actitudes y creencias compartidas); y de actitud emprendedora, individual y conjunta. Materiales: activos, individuales y colectivos, tangibles intergeneracionales. El legado tiene que protegerse de forma proactiva. Según un corolario de la ley de la entropía todo sistema tiende a degradarse. El legado material es atacado por los gastos, los impuestos y la inflación. El legado inmaterial requiere actividades para transmitirlo, actualizarlo y reforzarlo