Arturo Simón en 1916 abrió una tienda de fontanería en Olot (Girona). Amplio el negocio al iniciarse las instalaciones eléctricas en las casas. Las dificultades de suministro por la guerra mundial le llevaron a fabricar artesanalmente portalámparas e interruptores para autoconsumo. Al verlas un representante le hizo un pedido de cien unidades. Empezó a industrializar. Su esposa llevaba la administración «de gancho». Tuvieron tres hijos: Ricardo y Pedro, que heredarían el negocio, y Rosa, patrimonio. Tras la Guerra Civil cedió toda la responsabilidad a los hijos y a los pocos años la propiedad.
A finales de los cincuenta la necesidad de mano de obra lleva a la empresa y familia a la capital catalana. Se incorpora a sendos «secretarios de organización», que acabaron convirtiéndose en una especie de directores generales con dos propietarios constantemente «soplándoles detrás de la oreja».
En la tercera generación hubo cinco mujeres y un hombre, que se incorpora a la empresa. Posteriormente lo irían haciendo varios yernos. Se dieron cuenta de que no iban por buen camino y a principios de los setenta vieron que debían externalizar totalmente la dirección ejecutiva, manteniendo la familia el conocimiento profundo del negocio y el seguimiento y control últimos. Se crea un comité de vigilancia del negocio, formado por cuatro miembros de la familia, con dedicación a tiempo completo a la empresa, sin poder ejecutivo alguno. La muerte prematura de Pedro provoco que Ricardo traspase la propiedad a sus descendientes.
La cuarta generación (14 integrantes) vive muy de cerca la empresa en el hogar. El fallecimiento prematuro de uno de los yernos, da pie a que se invite a su hijo (Sergi Vives, actual presidente del grupo) a que en 1993 se incorpore al consejo de administración, dejando su trabajo en una multinacional. La cohabitación con los predecesores facilita el aprendizaje. Éstos adelantan su salida, escalonada en cinco años, para facilitar la incorporación de los continuadores.
En el consejo de administración hay diez integrantes, cuatro familiares que forman el comité ejecutivo. Tienen libertad para acompañar a cualquier directivo en cualquier visita para tener conocimiento de primera mano. Preguntan para informarse, pero las dudas las solventan siempre con la dirección general. Intervienen en la selección del primer nivel ejecutivo.
Trimestralmente el comité ejecutivo se reúne con los tres integrantes de la tercera generación, para informarles y recoger sus opiniones. Se reúne también a los familiares mayores de edad para hacer una presentación de la evolución de la empresa. Asisten las parejas estables, ya que se considera que su alineación es importante para la involucración de la quinta generación.
Anualmente toda la familia empresaria acude a una visita a un centro de producción, a una reunión en la que se pide a un directivo que haga una presentación, a la junta general de accionistas con el director general y a una reunión lúdica en verano.
«El dividendo es el mejor antídoto de problemas familiares». Tienen previsto el reparto de una parte fija baja que se actualiza con el IPC, otra en función de los resultados y una tercera cuando la caja supera unos límites conservadores. “La familia se ha de encontrar a gusto con la política de aplicación de resultados”.
En los años 90 se rechazaron ofertas de compra indecentes, al estar la familia muy unida y ver difícil efectuar inversiones alternativas igual de rentables y conocidas.
En la oficina familiar trabajan ocho personas, que hacen labores de gestoría para la familia y de administración del patrimonio externalizado. Se ha acabado creando una SCR (Brinca 2004) con unos fondos propios de más de 28 millones en 2022, con el objetivo de que la familia pueda vivir con independencia del negocio base. Se ha decidido que las inversiones directas las realice cada uno de forma independiente para evitar que sean motivo de discusión. Hay una fundación a la que se destina parte de los beneficios, la llevan 2 personas de la cuarta generación, centrada en la educación.
Se hacen jornadas de formación para los 27 integrantes de la quinta generación, sobre temas de empresa y para que se conozcan. Preocupa aumentar el roce entre los miembros de las siguientes generaciones; entre primos segundos y terceros hay poco roce espontaneo.
El hecho de los sucesivos traspasos de la propiedad en vida hace que “la empresa no se considera heredada, sino que tomada prestada de los continuadores”. “La organización ha sido por evolución darwiniana, no por diseño”.