DIETA Y FISIOTERAPIA EN LA FAMILIA EMPRESARIA (La Veu 25/12/24)

En algunas ocasiones me encuentro con miembros de familias empresarias que esperan soluciones mágicas de mi intervención. Confían que sin esfuerzo por su parte encontrarán y harán el camino. Son como aquellas personas que creen que con que el dietista se los dé una dieta y el fisioterapeuta unas tablas de ejercicios tendrán un cuerpo diez sin necesidad de hacer sacrificios en la comida ni sudar y tener agujetas.

Son los integrantes de la familia empresaria los que tienen que destinar tiempos de calidad y esfuerzos a dar respuesta a las preguntas que decidirán qué camino siguen a cada cruce, teniendo en cuenta su meta y sus valores. Los externos podemos hacer preguntas, reflexiones o dar alternativas, pero es la familia empresaria la que tiene que consensuar las decisiones. Un ejemplo que acostumbro a poner es el de que puedo recomendar ir de vacaciones, pero sí al mar o a la montaña, en un hotel o camping, en coche o a pie es una decisión en la cual se tienen que poner de acuerdo ellos. Es cierto que, en más de una ocasión, después de analizar la familia, puedo creer lo que les es más conveniente; pero es mejor que la decisión salga de ellos, puesto que tendrá menos rechazo a la aplicación.

Otro ejemplo es el de trabajo de familiares en la empresa. Lo importante es que se regule con antelación, pero el abanico de opciones es muy amplio; porque no es el mismo una familia de cuarta generación con veintitrés integrantes, que una en segunda con tres; ni una empresa de un millón o de cien de facturación, en una zona de alta montaña o en un cinturón industrial. Cómo yo les digo “para gustos colores”, porque los he visto de todo tipo. Por lo tanto, lo importante es que todos los integrantes de la familia empresaria encuentren tiempo de calidad para pensar que es lo mejor, para argumentar su propuesta, escuchar de forma empática la de los otros y consensuar decisiones.

Este tiempo tiene que salir del tiempo laboral, si se trabaja a la empresa familiar (lo que suele hacerse por encima de la jornada legal), o del tiempo familiar en otros casos. Igual que se encuentra tiempo para ir al gimnasio se tiene que encontrar para planificar y ejecutar el futuro de la familia empresaria. Se tiene que dar importancia para sacrificar lo más urgente en favor de lo más importante.

A veces detrás de la excusa de que “no he tenido tiempo” lo que se esconde es uno “me da miedo afrontar estas cuestiones”. Precisamente una de las funciones de los consejeros de familias empresarias es ayudar a hacer que éstas se planteen con antelación y serenidad las cuestiones antes de que sea demasiada tarde para hacerlas frente.

La familia empresaria tiene que seguir una dieta y hacer unos ejercicios para garantizar al máximo su futuro.

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