Es muy frecuente en las empresas familiares confundir la mesa del comedor y la mesa del consejo.
La mesa del comedor es muy buen lugar para transmitir pasión por la empresa, para acercar a las siguientes generaciones a su historia como familia empresaria. En ocasiones lo que ocurre es que de forma inconsciente lo que se transmite es esencialmente negativo: cansancio, problemas…. sembrando así la semilla de la desafección, uno de los principales retos para la continuidad de las empresas familiares. He conocido familias empresarias en las que la empresa es casi tema monopolístico en la mesa; otras en las que es tema tabú, en ocasiones por la ley del péndulo y en otras por la aparición de no sanguíneos. En el punto medio está la virtud. La mesa del comedor debe usarse para apoyar las fases de observación y exploración de los continuadores. Hay que procurar fomentar una comunicación bidireccional en la que estos planteen cuestiones. En la mesa del comedor se reúne la familia y allegados. Su funcionamiento es informal e incluso caótico. El peso de las emociones y sentimientos es muy manifiesto.
Por contraste, la mesa del consejo es el lugar en el que de forma solidaria se toman decisiones respecto a la estrategia de la empresa y el control de la dirección. Se sientan en ella los representantes de los accionistas, idealmente escogidos por consenso y con independientes cualificados. Las decisiones se deben tomar tras estudio de la información previa y el consiguiente debate. Si lo que hay es un consejo asesor en lugar de administración, lo que se tomaran no son decisiones sino recomendaciones. La racionalidad debe ser la guía.
En primera generación y familia nuclear la confusión entre mesa del comedor y del consejo es muy fácil, e incluso lógica -sobre todo en la infancia de la empresa-. El 100% de la propiedad, el gobierno y la dirección de la empresa están sentados en ambas; y no hay extraños. La empresa muy probablemente es el eje sobre el que gira la familia, y la personalidad de la persona fundadora es muy fuerte. Fácilmente se mimetiza
Pero a medida que la empresa y la familia crece es muy conveniente separarlos. La mesa del comedor no es el lugar adecuado para el debate ni la toma de decisiones empresariales, ya que probablemente hay diferentes niveles de formación e información, y probablemente no estén presentes todas las personas que deberían. Por otro lado usar la mesa del comedor como mesa del consejo fomenta una de las quejas más mencionadas por los integrantes de las familias empresarias: la dificultad de desconectar, el estar 24/7 pensando en la empresa.
Confundir la mesa del comedor y la del consejo dificulta la toma de decisiones profesionales. Además, es un mal ejemplo para las siguientes generaciones que deben “mamar” que cada temática debe tener un espacio y método de tratamiento. En definitiva, “que cada palo aguante su vela”: la mesa del comedor el amor y apoyo familiar, y la de consejo el análisis y la toma de decisiones empresariales.